No hay producción si no hay buenos caminos

Agustín Reale es ingeniero agrónomo. En sus épocas de estudio, cuando realizaban una visita al Inta, pudo conocer de qué se trataba la cría de porcinos y el manejo de esta producción le resultó atractivo y, en ese momento, rentable.

Más tarde, un socio le propuso alquilar un criadero en Sanabria y así comenzó, “despacio, invirtiendo en infraestructuras con capital genuino que iba generando la empresa”, aclaró Reale.  

En su criadero llegó a tener 120 madres en producción y más de 1.500 cerdos en total, con un promedio de 9 o 10 lechones destetados de parto por madre. “La alimentación en los cerdos representa el 70% de la estructura de los costos. Nosotros comprábamos el maíz, el expeller de soja y los núcleos vitamínicos minerales, lo cual hizo que los números den una rentabilidad negativa y se puso muy difícil. Los costos superaron el precio del kilogramo de cerdo en pie y tuve que tomar la decisión drástica de cerrar porque los números no daban”, manifestó.

El 2018 fue un año dificultoso para la producción porcina. Se estima que se han retirado del sector unos 800 productores, principalmente aquellos de pequeña escala, por los costos de alimentación -ya que al quitar retenciones y devaluar, el maíz y la soja subieron sus precios-, y porque la gran mayoría de los insumos están en dólares y la comercialización se realiza en pesos.

Durante ese período los costos de producción estuvieron por encima del valor real del capón en pie. Subsistió el que tenía maíz propio, subsidiando con la agricultura los cerdos.
No obstante, para Agustín Reale la experiencia de llevar adelante un criadero propio fue la carta de presentación que le permitió empezar a manejar una granja que hoy tiene 340 madres, en la zona de Tío Pujio.

“En cuanto al rol de asesor, como encargado general, tenía unas 400 madres. Era muy ineficiente a campo porque se vendían muy pocos animales por mes. De a poco lo fuimos acomodando, bajamos el número de madres a 200, y comenzamos con inversiones en infraestructura en la granja que ya estaba allí. Se fue trabajando progresivamente y hoy llegamos a las 340 madres, todas bajo galpón, confinadas. Con un sistema de ciclo completo, el lechón se desteta a los 25 días y luego pasa a una fase de recría, más tarde a un engorde y se vende en capones de 100/120 kilos de peso vivo”, explicó.

En relación a la situación actual, Reale manifestó que la granja refleja números positivos y resulta eficiente en cuanto al manejo reproductivo, nutricional y sanitario. Producen el maíz y la soja, lo que hace que los costos de alimentación bajen drásticamente. Cuentan con un equipo de trabajo con cinco empleados a cargo y comercializan la totalidad de la producción en Buenos Aires.

En este sentido, se plantea que para que la actividad hoy sea rentable, debe ser de escala y eficiente en cuanto a los parámetros reproductivos y productivos. “Se deben tener preñeces muy altas, una reposición constante de madres, un alto índice de destete y un número de lechones destetados importante.

Producir por lo menos más de 25 capones por hembra/año. Hay que destetar 10 como mínimo y 2.3 partos hembra/año. Hay que tener la alimentación uno, contar con la soja y el maíz para hacer canje por expeller, muy prolijo en cuanto al manejo nutricional. La eficiencia en conversión es muy importante, un cerdo convierte de 2.8 a 3.5 kilos de alimentos por kilos producidos”, puntualizó.

Se visualizan para el 2019 buenas perspectivas para quienes pudieron mantenerse en el sector porcino. Por un lado, hay una menor oferta ya que hay menos productores de cerdos y la demanda tiende a aumentar. Por otro lado, hay mercados internacionales, como el caso de China, que están prestando atención a los cerdos argentinos, lo cual permite pensar la posibilidad de exportaciones a tal destino.

Asimismo, el consumo de cerdo por habitante viene aumentando año tras año, debido a su menor costo en relación a la carne vacuna. Eso hace que la demanda interna no decaiga. “Esta actividad es cíclica y siempre después de navidad tendía a bajar. Este año no sucedió así. Por el contrario, en el mes de enero la demanda continuó firme y con tendencia alcista de precios”, refuerza el ingeniero.

Los caminos rurales y la producción porcina
Los caminos rurales cumplen un rol fundamental en la producción porcina. En una producción intensiva y bien manejada, se trasladan cerdos todas las semanas.
Continuamente se destetan una cierta cantidad de cerdas. Por ello, se tendrán camadas de lechones semanalmente. Trasladado esto a capones producidos, habrá que salir del campo con animales rumbo a faena todas las semanas.

En este contexto, los caminos cumplen un rol fundamental. Si no  están en óptimas condiciones, se dificulta tanto la salida de animales como el ingreso de alimentos.
Por ejemplo, una granja de 200 madres mueve unas 80 toneladas de alimento por mes. Son tres camiones que deben ingresar todos los meses al campo. Todas las semanas entran y salen del campo con vehículos pesados.

A diferencia de la agricultura donde pueden -a veces- manejarse los momentos de venta, en la actividad porcina eso no sucede.  Se trata de una producción tan intensiva que debe estar todo muy aceitado. Si las instalaciones dan para determinada cantidad de cerdos, no se puede esperar dos semanas a vender, porque los animales de la semana anterior deben ingresar al corral. Por eso los caminos se vuelven tan necesarios.

Las fotos son gentileza Agustín Reale. Cría de porcinos bajo galpón, confinados.

Esta es una nota publicada por el Área de Prensa de la Asociación de Consorcios Camineros de la Provincia de Córdoba, en un suplemento especializado.