En el Banco de Cepas del INTA Castelar hay alrededor de 800 bacterias ácido lácticas (BALs) de las cuales se seleccionaron aquellas con mejores características. Se trata de bacterias aisladas del medioambiente que han sido seleccionadas por sus características pro-vida, entre ellas su poder antimicrobiano, pudiendo reemplazar el uso indiscriminado de antibióticos sintéticos.
Se consideran importantes la inhibición de bacterias patógenas como Escherichia coli, Salmonella sp. entre otras pero también se analizan propiedades como el tiempo de vida en ambientes de bajo ph, la producción de enzimas y ácidos orgánicos útiles para generar un mejor estado ruminal y del animal en general. Todos los ensayos han dado muy buenos resultados.
Las últimas pruebas se están haciendo con la bacteria Clostridium, aislada del estómago de cerdos enfermos, cuyas muestras fueron recogidas por la Facultad de Veterinaria de la UNLP. Se evaluará el poder inhibitorio de las BALs frente a Clostridium y en comparación con antibióticos de uso común.
Desde el año 2016 se trabaja en el marco de un Convenio de Cooperación Técnica entre el INTA y la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP. En las instalaciones del Laboratorio de Investigación en Productos Agroindustriales (LIPA) se están desarrollando ensayos con estos microoganismos para atacar enfermedades producidas por los “supermicrobios”, denominados así porque se vuelven cada vez más resistentes a los antibióticos químicos.
“Lo que se busca es sanear la unidad productiva familiar de forma sustentable y agroecológica” asegura Guillermo Kociubinsky investigador del IPAF Pampeano, responsable del proyecto y de los ensayos de laboratorio. “La aplicación de probióticos- explica- conteniendo cepas nativas adaptadas a nuestros sistemas de cría, se seleccionan por su alto poder inhibitorio frente a patógenos autóctonos, por ello son una herramienta sumamente atractiva para reducir el empleo de antimicrobianos comerciales modificadas genéticamente en la producción agropecuaria.”.
La necesidad de atacar a los microbios patógenos se da por la intensificación de la actividad agropecuaria que genera más desechos de lo que el sistema puede procesar, ocasionando problemas ambientales y sanitarios, entre ellos la proliferación y de enfermedades de transmisión alimentaria.
El indiscriminado uso de antibióticos para contra restar a estos “súper organismos” genera a su vez más agresividad y resistencia en los microbios patógenos. En este sentido, y en contraposición a los antibióticos, “los probióticos, particularmente las BALs son microorganismos seguros y beneficiosos para la salud animal, ambiental y humana, capaces de inhibir un amplio espectro de microbios patógenos pero sin generar resistencia” afirma el investigador del INTA.
El doctor Kociubinski es coordinador técnico del equipo de “ProBio- nativo: Probióticos nativos para la producción agroecológica” desde hace 6 años en el INTA y tiene una experiencia de más de 20 años en la línea de probióticos nativos.
Entre los objetivos del proyecto están: Desarrollar tecnología destinada al incremento de la producción de agroalimentos garantizando estándares higiénicos sanitarios; Contribuir a la producción agroecológica y sustentable de alimentos utilizando compuestos nativos y autóctonos que reduzcan el empleo de tóxicos sintéticos o fármacos de uso humano que impacten negativamente sobre la salud pública, ambiental y productiva; generar soluciones adaptadas a sistemas productivos de pequeña escala y transferir y difundir la información generadas.
Todos los ensayos y experimentos se realizan en el LIPA de la casa de altos estudios platense. La etapa final del proyecto es hacer ensayos in situ en el predio de los agricultores familiares y que puedan validar la generación de conocimiento.
Fuente: Boletín CIPAF – INTA