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“La digitalización es un socio esencial de la sostenibilidad, y de los ingresos”

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Carlos Piñeiro es investigador y tiene una granja de 500 madres. Expuso en el Congreso de la Cámara de Empresas de Nutrición Animal (Caena)sobre sustentabilidad y tecnología.


Carlos Piñeiro es licenciado en Veterinaria de la Universidad Complutense de Madrid, y ha trabajado en muchos proyectos de investigación sobre la gestión de datos para tomar decisiones en la producción porcina.
No habla solo por sus investigaciones sino también por los resultados que consigue en su granja, sitio donde aplica lo que investiga y lo que expuso en el Congreso de la Cámara de Empresas de Nutrición Animal (Caena).

Dice un informe de Deloitte que vamos a consumir más proteína animal en los próximos años, se espera que se incremente de las casi 350 mil toneladas de hoy a casi medio millón de toneladas en 2050, y la mayor parte de esa nueva demanda procederá de países de África y de Asia. “No podemos seguir haciendo las cosas como hasta ahora pues el incremente de la temperatura se incrementará a niveles muy altos. El CO2 crecerá mucho y será un problema y por ello hay que trabajar en alimentación de precisión, manejar mejor los desperdicios y gestionar mejor la sanidad en la granja”, tiró Piñeiro y preguntó: ¿podemos hacerlo?
Y se responde: “Sí, podemos hacer esto y un poco más siempre y cuando no aparezcan imprevistos

A eso no podemos asegurarlos pues todavía no salimos de una pandemia, y el clima es otra variable, entre tantas otras”.
Piñeiro señala que por tierra y agua disponibles no habría problemas, aunque ya no estarán tan fácilmente disponibles y la gestión del estiércol estará en el centro pero donde reside el desafío es respecto a la temperatura de la Tierra, que de seguir así tendrá en 2100 unos 4,5° más que la temperatura que tenía previo a las revoluciones industriales.

La ganadería es responsable del 10% de estas emisiones, y pensemos que las emisiones crecerán de 5,2 Gt1 hoy a casi 8 Gt en 2050, y para mantener la temperatura por debajo de los 2°c, las emisiones producidas por la ganadería debieran reducirse a 3,2 Gt en 20502.

El informe de Deloitte indica que si se sigue produciendo como hoy solo podrá asistirse poco más del 40% de la demanda futura y es por ello que para abastecer ese consumo de carne en el futuro hay que mejorar mucho la eficiencia. Esa mayor eficiencia reside en una alimentación más eficiente, una mejor gestión de los desperdicios y el control de la sanidad del plantel, entre otras cuestiones.

Con este contexto de datos científicos el paso siguiente es la regulación por parte de los estados o las oficinas regionales de control. De allí se acuña un concepto que de inmediato se difunde en todo el mundo: sostenibilidad, entendida como satisfacer necesidades actuales sin comprometer a generaciones futuras.

En este aspecto Europa lleva algunos pasos adelante respecto al Cono Sur pues allá hay un pacto Verde que es una base de acuerdos sobre cómo gestionar con rentabilidad recursos limitados ante demandas crecientes sin perder de vista lo ambiental y lo social.
Estos objetivos encuadrados en el proceso De la granja a la mesa se han plasmado en una serie de proposiciones donde se destacan las siguientes:
a)    Producir alimentos nutritivos y asequibles sin superar los límites del planeta.
b)    La producción agropecuaria debe reducir la aplicación de plaguicidas, antibióticos y fertilizantes e ir dando pasos a una agricultura ecológica.
c)    Promover el consumo de alimentos en dietas saludables que ayuden a la sostenibilidad.
d)    Reducir la pérdida y desperdicio de alimentos
e)    Luchar contra el fraude alimentario en la cadena de suministro. Mejorar el bienestar animal no solo por ética sino también por el impacto del estrés en la producción.

Piñeiro destaca las nuevas oportunidades de negocios en la cadena alimentaria que generan estas condiciones y subraya que estas premisas no son conseguibles con algunos hábitos impropios y sin digitalización ni tecnología. Uno de ellos, el más básico es trabajar a partir de datos que arroja el proceso de producción, una gestión que arrima precisión en la toma de decisiones y por ende mejoras en la rentabilidad. “Ahora, este camino de la utilización de datos para una mejora en la eficiencia es un camino que tiene varios peldaños y en cada uno de ellos la precisión se asocia con una mejora en la utilización de los recursos y un sensible incremento de las utilidades”, señaló enfático el expositor. La Big data y la estadística predictiva entre otras son herramientas en este sentido junto al Internet de las cosas como paso previo a una total digitalización de la producción, y como ejemplo Piñeiro echa manos como ejemplo y añadido a los problemas de bioseguridad, el manejo remoto de la granja a partir de gestión de datos.

“Hasta no hace mucho tiempo los datos en la porcicultura estaban referidos a la reproducción pero ahora hay datos sobre sanidad, alimentos, clima, transporte y otros, que además pueden interactuar entre ellos para generar nueva información para gestión”, describe Piñeiro y afirma que lo que propone no es cosa del futuro, son cuestiones que ya son parte de la producción de hoy en las granjas.

La gestión de datos en la realidad
Uno de los aspectos donde la digitalización está ayudando a gestionar es las performances de las cerdas madres, que muestran un mayor peso que antes y una mayor prolificidad, y por lo tanto requieren registrar su desarrollo fetal y producción de leche. Con todo ello hay que poner acento en su apetito, los nutrientes de su ingesta, diseño de la dieta y todo lo que tiene que ver con la genética y su comportamiento.

“Vemos que la mortandad crece y la tasa de reposición se incrementa. Las camadas son más grandes pero los lechones son diferentes entre ellos y por lo tanto hay algunos que reclaman un tratamiento y seguimiento especial. Con esto decimos también que ha crecido la mortandad predestete y todo eso merece un registro riguroso”, recorre el especialista. Piñeiro cuenta que se están perdiendo muchos días de trabajo en la maternidad y ese es un dato de esta nueva estrategia.

Otro tema al que le dedicó un espacio tiene que ver con las instalaciones de la granja y por lo tanto hay que pensar reformas de las estructuras existentes y planear las nuevas con otros criterios. Piñeiro desaconsejó la alimentación en el suelo no solo por los desperdicios sino además por el seguimiento de la condición corporal de cada animal, con fuerte estrés en este proceso y mayores pérdidas en la gestación y lesiones de aplomo. “Lo mismo ocurre con comederos verticales en los costados, la disputa puede ser dañosa y no hay datos sobre consumo y condición de las cerdas”, aseguró.

Los miniboxes parecían ser una solución pero de nuevo las cerdas dominantes se imponen y los registros no permiten hacer seguimiento individualizado, y asegura Piñeiro que la inversión inicial en esta estrategia es alta.

En su granja, luego de varias experiencias, Piñeiro tiene comederos jaula de autocaptura en grupos pequeños de 15/20 cerdas, tienen menos estrés y no demanda grandes obras en instalaciones existentes. Es autónomo, robusto y lavable y lo que es más importante: permite obtener datos para gestionar y es de fácil manejo para el personal.

El especialista señala que es el único sistema que tiene publicaciones en revistas científicas y se refiere a los datos que entregan las cerdas sobre su condición, gestación, tiempo en comederos y conducta diferenciada por cojera, timidez u otra causa y esos datos permite actuar a tiempo. Se puede medir el tiempo en el comedero, el consumo, el tiempo sin comer y otros datos que nos ayudan a ir precisando la alimentación.

En el área de maternidad el desafío alimentario de las madres es alto y hay que asistir a multíparas que necesitan un 77% de nutrientes y las primíparas un 69%, es entre el 30 y el 40% de su peso en un mes, un estrés metabólico muy fuerte.

En estos gráficos se establece una comparación entre lo que indican las empresas que venden genética porcina, y a la derecha en 6 cuadros se explicitan los modos diversos de alimentación de una cerda. Una buena alimentación ayuda a producir más folículos y de mayor tamaño.

Este último gráfico explicita los resultados a partir de una alimentación de precisión, disciplina que se ocupa de alimentar a los animales de acuerdo a su condición y necesidad, de acuerdo a su edad y estado fisiológico. Antes, las demandas alimenticias tienen como base a los animales más demandantes y no es la realidad del resto, por consiguientes has desperdicios, mayor coste e impacto ambiental.

Ahora se asiste a cada quien según su necesidad, a partir del estado en que se encuentre, y en gestación por ejemplo, un dosificador va integrando la dieta de acuerdo a las demandas. Con todo esto, cada granja eficiente debe monitorear su propio proceso e intervenir allí donde haga falta, rediseñando dietas, evaluando aditivos nuevos, siguiendo a aportes genéticos nuevos, entre otros múltiples tópicos. Piñeiro tira el ejemplo de la reducción de impacto que tiene un cerdo inmunocastrado, con una reducción del 5% en gases de efecto invernadero.

“La eficiencia medioambiental está asociada a la eficiencia productiva”

Sanidad, uso de antibióticos y bioseguridad
La sanidad se mide a partir de la mortandad o del uso de antibióticos pero no se habla de otros indicadores que pueden ser útiles para mejorar nuestros registros. Ya no será así pues ahora un colaborador a partir de un sencillo programa vierte en la nube una cantidad de datos que nos permite analizar otros aspectos hasta ahora no focalizados, como la prevalencia. El mapa en tiempo real nos permite ver si tenemos problemas entéricos, infecciones y evoluciones. Se pueden cargar fotos, resultados de laboratorio, videos, comentarios y aportes de empleados que nos ayudan a gestionar. Aquí vemos una lectura:

“Si sostenibilidad es una palabra de amplia difusión en nuestros días, bioseguridad está asociada a ella, no solamente por la prevención sobre el impacto que tienen las enfermedades en las granjas porcinas sino también por su impacto económico”, advierte Piñeiro.
El investigador comparte su experiencia de mejora de la bioseguridad a partir de un programa que tiene tres pasos:

A partir de una encuesta sencilla se puede radiografiar la situación en la granja, con un score para situarla en un nivel. A partir de estos datos se produce un primer informe.
La otra parte de la auditoría es la visita a la granja con reuniones y entrevistas al equipo de trabajo y hasta allí es un proceso casi ordinario.

“El paso siguiente es el diálogo con las personas que tiene  a cargo las diversas tareas porque puede haber criterios correctos que se aplican a medias o no se valoran en la tarea diaria. De nada vale tener el mejor protocolo si en la práctica no se aplica”, apunta Piñeiro.

Una de las cuestiones con se está trabajando es en el control digital del movimiento de las personas, tanto sea de empleados como de visitantes a través de lectores aplicados en las paredes o bien móviles en llaveros u otros elementos. “Cuando alguien está en un área en cuarentena y se moviliza, o personas que trabajan en maternidad recorren otras áreas pueden introducir problemas de bioseguridad importantes”, avisa el especialista.

“Estamos en un momento de cambio de paradigmas, un cambio cultural muy sensible y el manejo de información a través de datos y la gestión de los problemas. Y esto no es un problema de elección, debemos producir y trabajar fuerte en el impacto que genera nuestra actividad”, cerró el investigador y porcicultor español.

1La mayoría de los gases de efecto invernadero (GEI) se acumulan con el tiempo y en cada decenio se miden en gigatoneladas (Gt) de CO2 por año,
2El análisis sobre la brecha de emisiones es realizado año a año por el Programa de Naciones Unidas (Pnuma) para el medio ambiente. El informe del 2019 no fue muy alentador, presentando un crecimiento anual en las emisiones de 1,5%. Es decir que, muy a pesar de las advertencias científicas y de los compromisos asumidos a nivel gubernamental para ese entonces, las emisiones de GEI siguieron aumentando. Y previo a ese año, el panorama tampoco fue muy alentador, indicando que en 2018 se llegó a un récord de emisiones de 55,3 Gt CO2eq.

Por Osvaldo iachetta / Redacción Todocerdos

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Actualizado a: 24/07/2024

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Fuente: Federación de Productores Porcinos | Los precios no incluyen IVA
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