La producción porcina en Argentina durante muchas décadas estuvo relacionada con una actividad complementaria de la agricultura y la propia ganadería y sin un mercado atrayente, más allá de la elaboración de chacinados. En la década del 90 la apertura al negocio internacional, provocó en nuestro mercado una necesidad de adaptación con un alto costo: más de 4.000 establecimientos cerraron su puerta. Se paso rápidamente de producir chanchos a producir cerdos y entrados en la década del 2000 se avanzó nuevamente pasando de esa etapa a producir carne de cerdo. Esto fue el inicio de una fase en la cual estamos hoy y que necesita correcciones continuas para seguir avanzando.
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